Los niños se portan de una manera muy distinta dentro del ámbito familiar (en su casa, con sus padres o hermanos) que en el colegio. Una de las mayores frustraciones que nos manifiestan los padres que tienen a sus hijos escolarizados en nuestra escuela infantil son las rabietas o “perretas” de sus hijos.

Unos enfados desproporcionados que suelen ir acompañados de pataletas, gritos, lloros, incluso de golpes o rotura de todo lo que tengan a su mano a consecuencia de la propia frustración que tiene el niño.

Lo cierto es que estas rabietas ocurren frecuentemente en las casas, pero rara vez se produce en el colegio y hoy vamos a explicar por qué.

Rabietas infantiles ¿por qué se producen?

Manejar las rabietas de los niños no es tan fácil como parece. Cada padre, o profesor, tiene su truco, pero eso no quiere decir que sea válido para todos los niños.

Por lo general, hay que decir, que los niños suelen tener más rabietas en el ámbito doméstico que en el colegio. Esto por lo general tiene que ver con lo que pueden conseguir con ellas o no.

Muchas veces los padres, por vergüenza (si están en la calle), por falta de tiempo, por agotamiento, o por muchas otras razones, ceden a las exigencias de los niños por no “escucharles” ante un ataque de rabia.

Este es el principal motivo de que las rabietas de los niños tengan lugar frecuentemente en el entorno familiar y no en el educativo.

La razón o la causa de estas rabietas suele ser generalmente la frustración: quieren algo y lo quieren ahora. En caso contrario, se arrancan a llorar y gritar, cada vez más fuerte, a dar golpes, tirar cosas, dar patadas, y cualquier otra cosa que se les ocurra para llamar la atención.

Los niños son conscientes que molestan y que, en muchos casos desequilibran, a sus padres con estas rabietas, consiguiendo finalmente su objetivo que puede ser muy variopinto:

  • Que le hagan caso
  • Qué le compren chucherías
  • Que le den algo que quiere
  • No irse a dormir si es hora de acostarse
  • No comer la comida que le han preparado, porque quiere comer otra cosa.

En fin, la lista de desencadenantes de rabietas infantiles es, como puedes imaginar, bastante grande.

¿Qué hacer frente a las perretas de los niños?

Esto es complejo.

Es verdad que una de las principales cosas que hay que hacer es no claudicar ante sus exigencias, pero esto a veces, no es tan fácil.

Hay niños que incluso para llamar la atención y “salirse con la suya”, llegan a provocarse el vómito de tanto llorar, por lo que, aunque es cierto que es importante no rendirse a sus peticiones, manejar la situación es complicado.

También es muy importante, mantener la calma. Dejar que se desahogue y hacerles entrar en razón. No va a ser fácil, pero tampoco sirve de nada desesperarse y gritar más que ellos. De hecho, puedes encontrar justo lo contrario, que lejos de calmarse aumente el nivel de histeria.

Hablar, hay que intentar hablar con ellos y hacerles razonar, y por supuesto, se puede llegar a negociaciones con los niños para que entiendan que se pueden conseguir cosas hablando, no por las rabietas.

Invitarles a reflexionar también es una buena opción, pero dependiendo de la edad de los niños puede ser más o menos complicado.

Las rabietas infantiles forman parte de la etapa infantil y del propio desarrollo, es algo por lo que pasan prácticamente todos los niños y es algo pasajero. Algunos tienen episodios más intensos o les dura más esta etapa y a otros menos, pero lo importante es no perder la calma.

Todo pasa.